De ida y vuelta
Hoy fue mi primer viaje Casa-Cholula-Casa en auto, el cual terminó siendo Casa-Cholula-CasadeGuajo-Cholula-Casa. Como tenía que ir a Pueblo Bonito a hacer pruebas de señal de la radio, mi jefa accedió a que usufructuara su unidad. Para empezar, me puso a manejar una hora previo a mi ida a Cholula, dándome una [gran] regañiza por mi poco depurada técnica para dar vueltas. Una vez agarrado coraje, me enfilé hasta Pueblo Bonito. El viaje estuvo tranquilo y llegué en 35-40 minutos.
A eso del mediodía, Mort y yo planéabamos echar la reta, así que decidimos ir por Guajolote. De nuevo, el viaje no tuvo inconvenientes, salvo harta tráfico que hizo más lenta la llegada. Ya con Guajolote en el asiento trasero, nos fuimos de retache. Más tráfico. En la Recta, un pendejo [no se me ocurre otro sustantivo] se amarró y todos frenaron hasta con los pies para no estamparse. Yo frené y, aprovechando que no venía nadie, cambié súbitamente de carril, lo que consiguió un rechinido de llantas y que yo siga vivito y coleando.
Al final del día [bueno, a las 4], me regresé a mi hogar. Puse el iPod y se le acabó la pila a medio camino. Decidí regresar por la 31 y todo estuvo bastante light. Llegué a casa en una pieza, el auto con menos gasolina y un poquito más de callo para la manejada. NASCAR, ahí te voy.
1 comentario:
"...todos frenaron hasta con los pies para no estamparse".
¿Sino con qué se frena?
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¡Vas que vuelas para correr en la Audiobahn, padaguan!
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