jueves, febrero 22, 2007

De vuelta al Pato Wars

Resulta que hoy no fui a mi clase de Laboratorio de Radio [¡sacrílego!] y me fui a jugar Pato Wars. He de ser sincero: mi tarea de radio era sacar una entrevista a alguien interesante y me pareció que el Pato, en su calidad de master y comiquero, era un buena opción. Dicho y hecho, me lancé [con Jerry y Frank] a la tienda de cómics donde labora el Pato para una dosis de roleo starwarsiano.

Pues sí, llevaba casi un semestre sin rolear. Me retiré por dos motivos principales: el primero fue la falta de tiempo, pues la mayoría de mis tardes eran consumidas en tareas, clases o radio. El segundo fue que, por azares del destino y elucubración del master, mi personaje [la siempre noble Neri] fue secuestrada. Aunque hice otro personaje [Faye, la cazarrecompensas jijadelmal], no era lo mismo. ¿Por qué? Neri fue mi primer personaje querido de partida de rol, una partida que comencé a jugar en mi primer semestre de universidad. Hagan cuentas: actualmente llevo casi tres años echando el Pato Wars.

Hoy regresé al roleo. Para los que no sepan, es una actividad lúdica que implica un desdoblamiento de la personalidad. Uno juega a ser otra persona, en otro mundo, en otro universo, armado únicamente de su imaginación y la matemática producida por el arrojo constante de dados poliformes. Y hoy, con Frank, Jerry, Spike, Jígado y el Pato, nos echamos unas sanas 3 horas y medias de roleo. Roleo puro, sin batalla. Plática e historia. Unas cuantas horas en un mundo ajeno tan parecido al nuestro.

Y me doy cuenta que la vida es un eterno roleo, lleno de critical y fallos, donde uno se vale de sus feats y sus skills. Mezcla de azar y táctica, de humor y análisis. En el roleo, hay batallas y campañas, con protagonistas y antagonistas. Se ganan o se pierden peleas, pero el juego siempre continúa. Nunca termina. Hasta el día en que uno se cansa de jugar, hasta el día en que permitimos que el personaje perezca.

El roleo sigue. La vida también.

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