martes, junio 19, 2007

Superbarrio: de la lucha social al imaginario

Para los que tengan buena memoria política, sin duda alguna recordarán a un folclórico contendiente a la Presidencia de 1988. Superbarrio era, en ese momento, la encarnación de la lucha social popular, del barrio, de los de abajo. Era un contendiente sui generis, que terminaría por ceder su candidatura simbólica a Cuauhtémoc Cárdenas. Sin embargo, su figura aun sigue latente, a veinte años de su aparición. Encarnado siempre por diferentes personas, Superbarrio es un símbolo de la lucha social que ha trascendido tiempos y fronteras. Marco Rascón, en La Jornada, de este mítico ser.

Veinte años de Superbarrio

Superbarrio ya no está en la calle. Todo lo que pensó, por lo que luchó, lo que lo creó y, a su vez, sus creaciones, están donde se guarda la historia y la memoria: en un museo.

El de Superbarrio es el único movimiento popular mexicano que ha terminado en un museo, porque no existe más en la realidad ni como herencia; porque no es ya lo que alentó desde la ciudadanía, los barrios, los vecindarios y el imaginario colectivo que construyó, defendió y reconstruyó: no sólo viviendas, sino también formas de luchar, cuando la rigidez de las formas y las consignas era sagrada.

Superbarrio alentó la participación social y política, la lucha cívica, a miles y miles de ciudadanos, dignificándolos y prestigiando la exigencia de sus derechos. No era pedir ni "que nos dieran", sino la refundación de una conciencia popular de las obligaciones y los derechos.

Superbarrio hizo conciencia en las garantías no sólo de cada uno, sino el derecho a la ciudad, y para ello animó a pensar en la urbe como una tarea colectiva y solidaria, que generó cientos de organizaciones y comités de defensa del barrio, defensa inquilinaria, solidaridad obrera, apoyo a las provincias en lucha, respaldo a plebiscitos, la Convención de Anahuác por el Estado 32, la Convención del Movimiento Urbano Popular, políticas de salud pública contra el sida, organización de mujeres, institutos de vivienda, festejos colectivos de quinceañeras, y fue parte de la lucha por la democracia en el país que enfrentó todas las dificultades, censuras y acosos, manteniéndose firmes, él y la Asamblea de Barrios, junto con Cuauhtémoc Cárdenas, a lo largo de la usurpación salinista. [...]

Superbarrio, gracias a su poder de ubicuidad, podía estar al mismo tiempo y ser noticia simultánea en la lucha contra un desalojo de vivienda, afuera de San Lázaro apoyando una iniciativa de ley, marchando en solidaridad con trabajadores de provincia, apoyando huelgas.

La máscara y su identidad secreta fueron la inauguración de un ciudadano colectivo, y a lo largo de sus luchas emitió 12 declaraciones de los barrios de la ciudad de México, las cuales fueron llamados a organizarse democráticamente, a explicar, no a afiliarse a un club cerrado. Lo fundamental no era él, sino lo que haría perdurar los principios, la organización, el debate y el acuerdo colectivo.

Superbarrio es precursor en México y el mundo de nuevas formas de participación y acción. Hizo de la parodia, la farsa y el carnaval instrumentos de cuestionamiento al poder. El humor y la ironía fueron armas de gran valor. Su fuerza venía de su capacidad de alianza, de sumar, de crear entusiasmo en la capacidad de autoorganizarse, de creer y confiar en cada uno de los participantes y no de la sospecha de que en cada crítica había una traición. [...]

[Extraído de La Jornada, columna del martes 19 de junio]

Superbarrio es una parada obligada para entender la formación de la izquierda mexicana. Más que un personaje, es una representación de lo popular enfrentado al discurso oficial, de un México cansado que optó por luchar con la ironía como arma. Se convirtió en un miembro del imaginario, en un icono de una confrontación política que tiende a repetirse con alarmante frecuencia. ¿Y ahora, quién podra salvarnos?

1 comentario:

El Sr. Lado Brillante dijo...

Es casi seguro que como todos los comentarios que hago de politica, alguien me insulte por lo que voy a decir, pero la izquierda en México necesita una urgente renovación, no puede ser posible que la figura más atractiva del movimiento, para los que no eran de esa filiación politica, haya sido Cárdenas. Por cierto, si tengo recuerdos de Superbarrio, creo que ya estoy viejo.