Pequeña Señorita Sol

Ayer fui por segunda vez al Cine Club. La primera vez fue en mi primer semestre, cuando me lancé a ver La Vida Sin Mí. Cuando me enteré que Little Miss Sunshine iba a ser proyectaba, ocupé una de las muchas cortesías que dan para el estación y me fui con Becks a verla.

Little Miss Sunshine es una película maravillosa. Impecable en cuestión estética, maneja una fotografía muy minuciosa en cuestión de detalles. Algunos encuadres llegan a caer en el lugar común, pero la dirección de arte es excepcional. El guión es una maravilla, a pesar de lo sencillo de la premisa: una niña gana el derecho de participar en el concurso de Little Miss Sunshine en California, y su familia debe manejar desde Albuquerque [unos 1300 km] para llegar.

Pero la verdadera virtud de Little Miss Sunshine [sobre todo del guión] recae en la construcción de sus personajes. Una simpática niña de 7 años, un adolescente que planea inscribirse en una escuela de vuelo y que hace un voto de silencio hasta lograrlo, un padre de familia excesivamente optimista, un abuelo veterano de guerra y cocainómano, una madre de familia disfuncional y un tío homosexual que es el experto número dos de Proust en Estados Unidos. Si a esto le añademos una camioneta que se queda sin embrague a la mitad del camino, tendremos una de las mejores películas independientes de los últimos años. Indispensable para los amantes del buen cine.